miércoles

J. Newbery

Le doy la razón 
a los que atentan contra los grandes aeropuertos.
Es un acto de piedad.
Todo acá pide a gritos que lo hagan explotar,
“Por favor dame calor y emoción”
como si todos los turistas sacáramos a la vez
una gran foto con flash.
Rompeme este silencio que hace 
que hasta los relojes se vean simpáticos.

Decía, como si gritáramos al unísono 
la soledad de un sillón vacío.
(pero al que en realidad se lo llama sofá).

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